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escucha activa

Pongamos en práctica la escucha activa con la familia y en la empresa

escucha activa

La escucha activa es un elemento indispensable para la comunicación eficaz. Sin embargo, lamentablemente, en el mundo de la empresa muchas veces se oye pero no se escucha, algo que propicia que la comunicación sea deficiente.

En todas las empresas, pero si cabe todavía más en la empresa familiar, en la que se conjugan empresa y familia y los sentimientos que ello implica, hay que poner en práctica la escucha activa. Con ello me refiero a que también hay que prestar mucha atención a los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que nuestro interlocutor nos está diciendo con su discurso verbal.

Cuando ponemos en práctica la escucha activa lo que hacemos es intentar ir más allá de lo que nos están diciendo directamente. Y esto implica entender la comunicación desde el punto de vista del que nos habla y aprender a identificar el mensaje que nos intenta transmitir y reflexionar en torno a ello, y no simplemente limitarnos a oír sus palabras.

La importancia de la comunicación no verbal

El factor al que probablemente deberíamos prestar más atención cuando escuchamos es la comunicación no verbal. Albert Mehrabian llevó a cabo experimentos psicológicos y descubrió que solo el 7% de la información se atribuye a las palabras. En cambio, el 38% de la comunicación se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55% restante al lenguaje corporal (gestos posturas, movimiento de los ojos, respiración, etc.).

Estos datos deberían hacernos reflexionar sobre la importancia que tiene prestar atención a lo que se dice pero no a través del lenguaje. Cuando escuchamos de verdad no solo oímos las palabras, sino que vemos a la persona. Es través de sus gestos, tono de voz, expresión facial, etc. que comprendemos qué nos quiere decir en realidad, cuáles son sus sentimientos y cuál es su posición.

Consejos para una escucha activa

  • Leed los gestos y la mirada (comunicación no verbal).
  • Si tenéis algo importante que decir, esperad el momento oportuno.
  • Evitad los monólogos y pedid la opinión del otro.
  • Interesaos de forma genuina por las preocupaciones de los demás.
  • Reformulad los problemas en forma de pregunta.

En conclusión, la escucha activa requiere poner en práctica nuestros dotes de empatía, paciencia, mirar y ver a la persona, atenderla, ponernos en su lugar y comprender sus sentimientos. Si lo hacemos, no solo conseguiremos mantener una comunicación fluida y transparente con los demás, si no que también ayudaremos a generar confianza en la familia empresaria y en la empresa familiar.

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