Resolución de conflictos

Los conflictos son un fenómeno que podemos encontrar en todas las organizaciones y podríamos decir que son inevitables. Sin embargo, en una empresa familiar, la complejidad aumenta, debido a la superposición de los sistemas familia-empresa, que funcionan de forma muy diferente. Mezclar familia y empresa conlleva muchas veces que la lógica de la razón y la lógica del corazón entren en conflicto.

Debemos ser conscientes de esta realidad y afrontar los problemas, anticipándonos a las situaciones conflictivas y trabajando de manera preventiva para evitarlas o para resolverlas antes de que se enquisten.

En toda familia empresaria se darán conflictos. Lo importante es anticiparnos a las situaciones conflictivas, trabajar de manera preventiva para evitarlas y, cuando surjan, saber gestionarlos para resolverlas antes de que se enquisten y para que, llegado el caso, no se perjudique la eficacia empresarial y la armonía familiar quede lo menos dañada posible.

Una mala comunicación puede generar situaciones de riesgo para la continuidad del negocio, y esto es especialmente cierto en la empresa familiar, en la que se está condicionado por las emociones y en la que se mezclan familia y empresa. Cuando se trabaja con familiares, muchas veces se trasladan a la empresa las etiquetas y roles que se tienen en la familia, lo que puede hacernos confundir si estamos actuando como propietario, familiar o trabajador

Que el roce no pase a conflicto y que tengamos las herramientas necesarias para abordar el problema es clave para evitar males mayores. Mantener una comunicación fluida y transparente en el día a día, tanto con los familiares que trabajan en la empresa como con los miembros de la familia que solo son accionistas, ayudará a generar confianza, evitar conflictos familiares y resolverlos cuando surjan para evitar que trasciendan a la evolución del negocio.