El relevo generacional es una de las grandes preocupaciones de la empresa familiar. Pero, lamentablemente, no hay una pauta única válida para todas las familias empresarias para afrontar el cambio de liderazgo con éxito.
Lo cierto es que asegurar la continuidad de la empresa familiar no es algo fácil o que consigan todas las familias. Actualmente, solo un 30% de las empresas familiares sobreviven a la transición de primera a segunda generación (30 de cada 100 empresas) según datos aproximados del Instituto de la Empresa Familiar. Y, de estas, solo un 50% (15 de cada 30 empresas) consigue pasar de la segunda a la tercera generación de la familia. Lamentablemente estas cifras demuestran una acusada dificultad en el relevo generacional.
Cada familia es distinta, cada empresa es distinta y cada generación es distinta. No es lo mismo pasar a la tercera generación con la empresa ya profesionalizada que hacer el relevo generacional sin una estructura empresarial definida. Ni tampoco es lo mismo transmitir la empresa a dos hermanos bien avenidos que a cuatro primos con recelos, envidias y conflictos mutuos o, viceversa, a primos que se entienden perfectamente y a hermanos que no se pueden ni ver.
En este artículo os hablaré de las dos principales transiciones generacionales con que me encuentro en Family Business Solutions y los problemas que ha de superar cada generación para que el relevo generacional tenga éxito, pero hay que recordar aquí aquella famosa frase de «cada familia es un mundo».
1r relevo generacional: Del fundador a una sociedad de hermanos
La primera transición que suele afrontar una empresa familiar es la de pasar de tener un único fundador a estar gobernada por una sociedad de hermanos.
Inicialmente el fundador era el centro de la empresa y quién conocía a la perfección los productos y servicios ofrecidos y el mercado. No obstante, con el relevo generacional, se pasa a una empresa dirigida por varios hermanos y con la propiedad de la empresa compartida entre ellos, lo que implica que serán recíprocamente responsables entre sí. Es decir, los hermanos no gestionarán únicamente su parte de patrimonio sino también la de los otros hermanos.
Para que el relevo generacional de padres a hijos funcione habrá que planificar la marcha del fundador con tiempo y cambiar la estructura del liderazgo. Ahora los hermanos deberán aprender a preservar el equilibrio de poder y a tomar las decisiones en equipo y de forma transparente. Y, precisamente, coordinar la participación de todos puede llegar a ser de lo más complicado, especialmente si hay algún hermano que no participa en la gestión del negocio.
2º relevo generacional: De la sociedad de hermanos al consorcio de primos
Y, conforme la familia crezca, también lo hará la empresa familiar, pasando al consorcio de primos. En este punto la familia suele ser más compleja y, además, los miembros de las distintas ramas familiares ya no acostumbran a compartir exactamente los mismos valores.
Por ello, en este momento hay que vigilar que la administración del poder entre las distintas ramas familiares no suponga una fuente de conflictos.
La profesionalización del negocio, establecer normas para las relaciones familia-empresa y adecuar la estructura de gobierno a las necesidades de la organización son algunos consejos para afrontar el relevo generacional y conseguir que la empresa familiar perdure más allá de la tercera generación o cuando ya tenemos en marcha un consorcio de primos.
Por último, también será clave mantener informados a los miembros de la familia que no trabajan en el negocio familiar.